Iglesia de San Román
Enclava en un lugar estratégicamente óptimo, lo que le ha permitido tener una historia muy dilatada. Sus restos más antiguos se datan en la Edad del Bronce. Siguiendo la carta arqueológica de la provincia, en un pago cercano: la Requejada, se han hallado restos de un poblado que presenta tres estratos arqueológicos superpuestos hasta la Edad del Hierro. La población actual de San Román debe su origen a la fundación de un monasterio de época visigoda.

San Isidoro de Sevilla, gran cronista de la época, deja constancia de la existencia de un cenobio fundado en el siglo VII por el proactivo religioso San Fructuoso bajo patrocinio del rey visigodo que se hizo enterrar en él junto a su esposa Reciberga, el conflictivo y longevo Chindasvinto, padres del también rey Recesvinto.
Este hecho hace presuponer que hubo un asentamiento visigodo de cierta importancia en el terreno que ocupa la actual población. Los restos de estilo mozárabe que se depositan en la capilla museo de la parroquial vienen a atestiguar que el monasterio debió ser reformado hacia el siglo X, en plena época de la reconquista y repoblación de una zona especialmente sensible en este proceso en torno a la población de Toro.

Enclava en un lugar estratégicamente óptimo, lo que le ha permitido tener una historia muy dilatada. Sus restos más antiguos se datan en la Edad del Bronce. Siguiendo la carta arqueológica de la provincia, en un pago cercano: la Requejada, se han hallado restos de un poblado que presenta tres estratos arqueológicos superpuestos hasta la Edad del Hierro. La población actual de San Román debe su origen a la fundación de un monasterio de época visigoda.
Alta Edad Media.
La población actual de San Román debe su origen a la fundación de un monasterio de época visigoda. San Isidoro de Sevilla, gran cronista de la época, deja constancia de la existencia de un cenobio fundado en el siglo VII por el proactivo religioso San Fructuoso bajo patrocinio del rey visigodo que se hizo enterrar en él junto a su esposa Reciberga, el conflictivo y longevo Chindasvinto, padres del también rey Recesvinto.
Este hecho hace presuponer que hubo un asentamiento visigodo de cierta importancia en el terreno que ocupa la actual población. Los restos de estilo mozárabe que se depositan en la capilla museo de la parroquial vienen a atestiguar que el monasterio debió ser reformado hacia el siglo X, en plena época de la reconquista y repoblación de una zona especialmente sensible en este proceso en torno a la población de Toro.
Plena Edad Media
Fuentes de la Plena Edad Media, en el siglo XII señalan la dependencia de este cenobio respecto al influyente monasterio benedictino de San Pedro de Montes, en el berciano Valle del Silencio, fundado en origen por el propio San Fructuoso.
Baja Edad Media
En 1489 el Comandatario del cenobio, el entonces Obispo de Osma, Alfonso de Fonseca, decide integrarlo en la congregación de San Benito de Valladolid, lo que le hizo perder la independencia en la gestión de recursos y pasar a ser un simple priorato dependiente del monasterio vallisoletano según consta en una bula fechada en el año 1503. A partir de la desamortización de 1836 pasó a convertirse en parroquia de la población a la que daba nombre.
La Iglesia Parroquial de San Román
Su origen y evolución está directamente ligada a la construcción monástica. Levantada sobre el solar que ocupaba la primigenia iglesia del convento financiado por Chindasvinto, el actual edificio es una construcción sencilla del siglo XVI. De una sola nave cubierta por bóvedas de arista del XVIII, presenta una serie de retablos, encargados fundamentalmente en el siglo XVIII, adosados a las paredes laterales. En el lado de la epístola se abre un hueco cegado que conectaría el templo con las dependencias monásticas.
Esta nave sustituyó a la nave original, manteniendo la cabecera rehecha en época mozárabe de forma rectangular y de la que aún se mantienen algunas partes de paramento pétreo en el lado del Evangelio. Esta fue reconstruida definitivamente en la segunda mitad del XVI con la misma planta. Su cubierta, típica del momento, es una bóveda con lunetos para facilitar el acceso lumínico.
En el siglo XVIII se añadió un cuerpo más a la nave, hacia los pies, con un coro alto y dos capillas a ambos lados, que son las que se encuentran actualmente nada más acceder al templo.
En esta misma época, siglo XVIII, se levantó una torre pórtico de acceso de cuatro cuerpos y por la que se accede al templo. Presenta entradas laterales bajo arco de medio punto la zona central está cubierta por una cúpula de piedra.
Estas estructuras aprovecharon muchos materiales de derribo de alguna construcción anterior, muy probablemente del monasterio original. Esto queda más evidente en las líneas de imposta de las cubiertas y las líneas de separación de los cuerpos de la torre.
Capilla Museo
Adosada a la nave central, en el lado de la Epístola se encuentra una de las capillas levantadas en el siglo XVIII y que sirve para recoger diferentes restos dispersos del monasterio, localizados en diferentes zonas de la población. Se encuentra también una lápida mandada esculpir por el Obispo de León Joaquín Barbagero en 1858. En el exterior tiene empotrada una lápida sepulcral del XIII.
Se trata de una colección lapidaria que incluye mínimos restos de escultura arquitectónica románica, resultado de alguna intervención pleno medieval en los edificios del monasterio y una más que interesante representación de capiteles de adscripción visigoda y mozárabe realizados estos en alabastro.
La exposición incluye un fuste con soga helicoidal con tres bandas de palmetas planas, modillones de rollos, un ara romana, una pila con inscripción de caracteres de época goda, restos de un osario visigodo y un sepulcro de piedra que se ha relacionado con la figura del propio Chindasvinto. Entre todas las piezas destacan dos capiteles mozárabes de grandes dimensiones y una factura escultórica muy detallista con trépano típica del momento de la repoblación del siglo X.
Restos del monasterio
Adyacente al lado de la epístola se encuentra un solar con las ruinas del antiguo monasterio ya citado y que hasta hace unos años presentaban un frontal de dos pisos, con un pórtico bajo galería.
El pórtico apoyaba en 5 columnas modernas con sus correspondientes capiteles, 2 lisos entre un collarino y un cimacio ambos circulares y 3 vegetales de época mozárabe. Uno de ellos tienen labrado un cáliz y otro un ave, lo que les relaciona directamente con los capiteles mozárabes de la nave de San Cebrián de Mazote. Parte de las basas también pertenecerían a columnas originales. En la actualidad se han retirado para acometer una restauración del espacio.
Retablo del Arzobispo de Toledo Don Sancho de Rojas
Se trata de una obra de grandes dimensiones (5.32 x 6.18 metros totales) realizada con la técnica del temple sobre tabla de madera de Pino entre 1415 y 1420.
Llevada a cabo por encargo del arzobispo de Toledo Don Sancho de Rojas, fue el primer retablo situado en el altar mayor de la iglesia monacal de San Benito el Real de Valladolid hasta que fue traslada y remontada en la Capilla del cementerio de San Román de Hornija, custodiándose algunas tablas en la parroquial de San Román.
Adquirido definitivamente por el Museo del Prado el año 1929, en la actualidad se expone en la pinacoteca nacional con el número de ficha (P1336).
Estudios recientes atribuyen su autoría al pintor toledano Juan Rodríguez de Toledo.