Melgar de Arriba

Sobre un pronunciado promontorio localizado en la zona norte de la provincia, a orillas del Cea, la población de Melgar de Arriba sirve como muestra típica de poblamiento antiguo junto al impulso de la repoblación y su integración perfecta en el continuo devenir de la historia de los reinos que conformarían España y después las circunstancias que sacudieron al país.

El actual núcleo de población se fue formando por evolución y exclusión de diferentes asentamientos que llegaron a estar tan interrelacionados entre las gentes e instituciones que la integraban en distintos momentos históricos que incluso comparte su nombre con la vecina población de Melgar de Abajo.

 

MUNDO ANTIGUO

Las evidencias arqueológicas muestran un poblamiento asentado en el cercano pago del Castro, en el que se encuentran materiales de la época del Hierro I, en torno al 900 a. C. relacionados con la cultura Vaccea.

La cultura romana no ha dejado evidencias de un asentamiento importante ni mucho menos tan estable, lo que podría evidenciar una simple trasformación de los pobladores celtas a la cultura del Imperio Romano.

Se encuentran también restos de la población visigoda pero, como ocurre en toda la comarca de Tierra de campos, sin la evidencia de un asentamiento importante.

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EDAD MEDIA

Sí que en época altomedieval tuvo que tener ciertos emplazamientos más estables, seguramente de carácter religioso, ya fuera algún priorato o establecimiento conventual, sobre todo teniendo en cuenta la cercanía del poderoso Monasterio de San Benito de Sahagún.

Se suele relacionar a los Melgares, de Arriba y de Abajo, del siglo X con los nombres de Melgar de Foracasas, Castro de Foracasas o Melgar Castello. Este último nombre haría referencia a los recintos amurallados y hasta un castillo al que algunas fuentes documentales hacen referencia.

Los movimientos llevados a cabo durante la repoblación provocaron su definitiva aparición en la historia, cuando a finales del siglo X el conde Hernán Mentales, hombre de confianza de la corte leonesa de Ordoño II, pobló el lugar y dotó de fueros a sus pobladores.

A partir de este momento su devenir histórico se integra en el de los reinos a los que va perteneciendo. Por su situación geográfica estos serían los de León y Castilla y al trasiego de su pertenencia a familias influyentes en la zona como los Osorio o los Enríquez.

Legó a tener varias parroquias, en la parte alta se conservan las ruinas consolidadas del templo dedicado a Santiago, lógica advocación al ser población por la que transcurre el Camino Jacobeo en su tramo de Madrid a Sahagún y las fuentes nos hablan de conventos, un priorato y hasta un palacio, perdido en el XIX, perteneciente a la poderosa familia de los Almirantes de Castilla, los Enríquez, que tenían su centro de influencia en Medina de Rioseco.

Procedente de esta iglesia, el Museo de Valladolid ubicado en el Palacio Fabionelli, conserva junto al arranque de la escalera del patio su pila bautismal, una obra de excelente factura con un programa decorativo realmente espectacular a base de ángeles y motivos vegetales, suponiendo uno de los mejores ejemplos de escultura italianizante del XVI en el país.

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