Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Magnífica construcción levantada en piedra muy bien labrada, entre 1562 y 1568, siguiendo una estructura de salón sobre planta de tres naves con torre a los pies y cabecera de nave única a la que se añadió posteriormente sacristía doble, unida por un corredor. Esta disposición se debería a que en este espacio se situaba el cementerio antiguo. Al exterior se observa una construcción de grandes dimensiones en la que destaca el acceso principal. Realizado por Juan de Escalante en 1561, se trata de un voluminoso cuerpo adelantado con una portada encajada en una gran hornacina de medio punto. Presenta estructura de retablo de cuatro alturas, divididas por entablamentos rectos sobre columnas exentas estriadas y remate en una balaustrada plateresca.

La cabecera muestra el cuerpo de la sacristía nueva con el corredor en una clara estética herreriana a base de decoración geométrica plana realizado en 1598. Su trazado es diagonal para adaptarse a la carretera adyacente y unirla con la antigua. A los pies, en el último tramo del Evangelio, se yergue una monumental torre realizada en varios períodos. Entre 1753 y 1755 se remató con su ya característico chapitel de pizarra.

En el interior se observa una elegante y armoniosa distribución espacial de las tres naves, en la que la central es más ancha que las laterales.

Obra destacada

Retablo Mayor

Monumento

Iglesia

Estilo

Gótico renacentista
Bien de Interés Cultural (BIC) 12/02/1998

Propiedad

Arzobispado de Valladolid

Datación

XVI

Magnífica construcción levantada en piedra muy bien labrada, entre 1562 y 1568, siguiendo una estructura de salón sobre planta de tres naves con torre a los pies y cabecera de nave única a la que se añadió posteriormente sacristía doble, unida por un corredor. Esta disposición se debería a que en este espacio se situaba el cementerio antiguo. Al exterior se observa una construcción de grandes dimensiones en la que destaca el acceso principal. Realizado por Juan de Escalante en 1561, se trata de un voluminoso cuerpo adelantado con una portada encajada en una gran hornacina de medio punto. Presenta estructura de retablo de cuatro alturas, divididas por entablamentos rectos sobre columnas exentas estriadas y remate en una balaustrada plateresca.

La cabecera muestra el cuerpo de la sacristía nueva con el corredor en una clara estética herreriana a base de decoración geométrica plana realizado en 1598. Su trazado es diagonal para adaptarse a la carretera adyacente y unirla con la antigua. A los pies, en el último tramo del Evangelio, se yergue una monumental torre realizada en varios períodos. Entre 1753 y 1755 se remató con su ya característico chapitel de pizarra.

En el interior se observa una elegante y armoniosa distribución espacial de las tres naves, en la que la central es más ancha que las laterales.

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Se estructura el espacio a partir de 5 pilares ochavados independientes y los correspondientes adosados a los muros, que soportan arcos apuntados. Las cubiertas están a la misma altura y presentan bóvedas de crucería estrelladas con vistosas nervaduras de formas geométricas distribuidas a partir de tondos en los cruces.

El último tramo de la nave central, un cuerpo independiente que sobresale de la planta original, abre un coro dispuesto a ras de suelo. Fue realizado con diseño del arquitecto y académico Francisco Álvarez Benavides en 1795 y la sillería por Felipe Durán en el mismo año.

La cabecera cierra con tres capillas con retablos, abriendo, los dos laterales, huecos rectos para el acceso a las sacristías y el corredor.

Se trata en definitiva de una construcción de las llamadas columnarias, típica del XVI, en la que se siguen trazas de ascendencia gótica, a la vez que se muestran avances estéticos más cercanos al clasicismo del renacimiento imperante en la época.

Patrimonio Mueble

Sobrio y elegante son los dos adjetivos que pueden definir mejor el catálogo monumental que presenta esta construcción. Se conjugan grandes nombres de los siglos XVI y sobre todo XVII, rememorando los momentos más prósperos de la población. A la vez se localizan obras de mérito en retablos y otras descontextualizadas procedentes de edificios hoy perdidos.

La influencia de uno de los mejores catálogos monumentales del país que se hacía sobre todo en el XVII en Valladolid, permitió la aparición en Tudela de los talleres más reconocidos que trabajaban en la capital o simplemente servían como modelo a los encargos que se realizaban en la villa tudelana.

Las naves laterales muestran retablos y piezas sueltas en los espacios vacíos de los muros que dejan los accesos originales y dos hornacinas a modo de portadas monumentales de estética clásica que cobijan retablos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los mejores elementos se sitúan en los tres frentes absidados de la cabecera.

En el lado del Evangelio se sitúa el retablo del Cristo, acompañado de 3 Santos: San Francisco, San Blas y San Roque y dos bustos relicarios.

En la capilla central, se encuentra el sepulcro del destacado tudelano del XVI, Alonso Velázquez, obra de Esteban Jordán, inscrita en una hornacina a modo de gran fachada monumental. Se trata de una propia del clasicismo renacentista de la época en que se realizó y muestra a don Alonso orando de rodillas frente a un reclinatorio y su gran realismo permite que observemos, incluso, la falta de uno de los ojos del obispo, tal y como le sucedía en vida.

El retablo mayor es un magnífico ejemplar realizado en el último cuarto del XVI y montado en 1603, con la mayoría de la escultura realizada por Manuel Álvarez y Francisco de la Maza. La pintura y estofado corresponde a la mano de Tomás de Prado y Bartolomé Cárdenas. Se añade la mano de Gregorio Fernández, presente en el relieve de Cristo Resucitado del sagrario y el de la Anunciación del primer cuerpo, obras de 1611.

Todo el programa iconográfico se dispone alrededor de la imagen de la Virgen de la Asunción que se encuentra en el centro. Se distribuye toda la composición con banco y tres cuerpos que distribuyen las figuras en hornacinas apoyadas en columnas. Parejas de doctores de la iglesia y apóstoles sentados con santas en los enveses ocupan el banco.

El primer cuerpo 4 esculturas de apóstoles y dos relieves. El cuerpo central presenta la imagen Asunción de la Virgen rodeada con otras 4 esculturas de apóstoles y dos relieves. En el último piso los apóstoles que faltaban y dos relieves simétricamente dispuestos a ambos lados de un calvario. En el ático las esculturas de Moisés y el profeta Aaron.

En el lado de la Epístola el retablo de Cristo Resucitado, de estilo salomónico. A la figura de Jesús con los atributos propios de la resurrección, obra de un seguidor de Juan de Juni, le rodean imágenes de santos y una Sagrada Familia, copia de la realizada en Valladolid por Gregorio Fernández, depositada en la parroquia de San Lorenzo.

El último tramo de la Epístola recoge la pila bautismal, un ejemplar moderno con forma de plato, bajo un calvario de Juan de Juni de grandes proporciones y bella factura del siglo XVI, procedente de la ermita de la Veracruz.

Otras obras de estos mismos insignes autores y otros talleres definen el catálogo total de la iglesia, entre las que no debe olvidarse la imagen procesional, conocida como la Virgen de los Frutos, procedente del priorato de Duero. Pudiera tratarse de la Virgen de Nuestra Señora de Duero, que se aloja en un retablo a los pies del templo, obra de Juan de Juni.

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