Monasterio de Santa María de Valbuena

Fundado por Estefanía Armengol, hija del conde de Urgel, Armengol V, según consta en documento fechado el 15 de febrero de 1143. En dicho contrato la fundadora hace referencia exacta “facere proposvi monasterium de ordine Sancti Benedicti in Valle Bona secus Dorum fluvium”.

Este texto conlleva a la idea de que el cenobio surgió como benedictino, pasando después, en 1151, a la orden del Císter.

Ante esta situación y una vez analizada la estructura y los materiales de la antesacristía y su prolongación espacial en correspondencia con la capilla llamada de los fundadores o de San Pedro, se debe plantear que esta construcción fuese la original, quizá benedictina, que terminó dando como origen un planteamiento más amplio en las intenciones de los fundadores, una vez se plantea el cambio hacia la orden del Císter en 1151.

Fue en ese momento en el que llegan monjes cister de Berdones en la línea de Morimond.

Desde este momento, las donaciones y regalías procedentes de los reyes con intereses en el territorio como Alfonso VII, Sancho III o Alfonso VIII, unidas a la buena gestión y el trabajo de los monjes hizo del siglo XIII el más próspero para la institución.

Obra destacada

Capilla de San Pedro

Monumento

Monasterio

Estilo

Cisterciense
Bien de Interés Cultural (BIC) 02/03/2000

Propiedad

Arzobispado de Valladolid

Datación

Fundación 1143

Fundado por Estefanía Armengol, hija del conde de Urgel, Armengol V, según consta en documento fechado el 15 de febrero de 1143.

En dicho contrato la fundadora hace referencia exacta “facere proposvi monasterium de ordine Sancti Benedicti in Valle Bona secus Dorum fluvium”.

Este texto conlleva a la idea de que el cenobio surgió como benedictino, pasando después, en 1151, a la orden del Císter.

Ante esta situación y una vez analizada la estructura y los materiales de la antesacristía y su prolongación espacial en correspondencia con la capilla llamada de los fundadores o de San Pedro, se debe plantear que esta construcción fuese la original, quizá benedictina, que terminó dando como origen un planteamiento más amplio en las intenciones de los fundadores, una vez se plantea el cambio hacia la orden del Císter en 1151.

Fue en ese momento en el que llegan monjes cister de Berdones en la línea de Morimond.

Desde este momento, las donaciones y regalías procedentes de los reyes con intereses en el territorio como Alfonso VII, Sancho III o Alfonso VIII, unidas a la buena gestión y el trabajo de los monjes hizo del siglo XIII el más próspero para la institución.

CLIC PARA LEER MÁS

Precisamente, esta bonanza terminó por relajar las normas económicas, culturales y hasta religiosas, llevando hasta un constante y acelerado declive que no se vio frenado hasta la década de los 30 del siglo XV, con la aparición en escena de fray Martín de Vargas, el gran reformador de la orden en España bajo el auspicio del rey Juan II.

Para llevar a cabo su labor, estableció en el monasterio la llamada Congregación de Castilla, lo que suponía ser la sede central de la gestión de toda la orden en el reino, para evitar nuevos fracasos en cualquier centro monástico.

Aprovechando las circunstancias reformó el conjunto edilicio y añadió nuevas dependencias, una obra que continuó durante todo el siglo XVI, momento en el que Carlos V pasó varias veces por el monasterio.

En 1553 esta sede se trasladó al monasterio de Santa María de Palazuelos. A partir de este hecho comenzó un nuevo declive que se transformó en definitivo con las sucesivas desamortizaciones y normas de exclaustración del negro siglo XIX.

Fue pasando a manos privadas junto a regresos puntuales de los monjes, a pesar de todo, las intervenciones constructivas no cesaron, destacando las casas de Guzmán de Luna, conde de Montijo. El cenobio, mientras tanto, se fue renovando y ampliando su catálogo mueble con obras destacadas.

Definitivamente, fue adquirido por la administración franquista y posteriormente por el arzobispado de Valladolid que le convierte en la sede permanente de la Fundación las Edades del Hombre y que, en la actualidad, comparte espacios con un establecimiento hotelero.

IGLESIA

Magnífica construcción de piedra del último cuarto del siglo XII. Su planta es basilical de 3 naves, transepto y 4 tramos separados por pilares cruciformes con una estructura de columnas pareadas y una esquinada que soportan ojivas simples en la nave central, separadas por arcos apuntados de apoyo.

Presenta una cabecera de cinco capillas precedidas por un amplio transepto con un crucero que presenta un elevado cimborrio octogonal con bóveda esquifada. De época medieval se conservan las trompas, la linterna es producto de una reforma del XVIII.

Al interior las capillas de los extremos tienen un perfil rectangular cubiertas con crucerías, mientras las otras tres son absidadas cubiertas con cuarto de esfera y con medio cañón presbiteral previo, idéntica al transepto. La central es de un tamaño bastante mayor.

La luz entra por grandes huecos abiertos en el siglo XVIII en las dos adyacentes a la capilla mayor. Esta abre un hueco en cada uno de los falsos paños poligonales del muro. Las de los extremos laterales son geminadas con profundos derrames.

Ocupando los dos últimos tramos de la central, un coro alto, para separar a los monjes del resto de asistentes, que sustituyó en el siglo XVI al original. Este se encontraba en los primeros tramos de la misma nave, lo que explica las semicolumnas voladas situadas en los primeros pilares de los extremos de esta nave con el crucero.

El acceso al mismo se realiza desde el claustro alto a la altura del tercer tramo de la nave de la epístola. Los arcos sobre los que apoya el coro son carpaneles decorados con casetones que inscriben florones. El sotocoro se cubre con decorativas bóvedas estrelladas idénticas a las que se realizaron para cubrir el coro.

En su día se cerraba con una balaustrada de madera, rematada por el escudo de la congregación, hoy expuesta en el acceso a la antigua cocina. Se conservan in situ un facistol del XVIII, mientras que su sillería fue trasladada al monasterio de San isidro de Dueñas.

En el lado de la epístola se sitúa la escalera de acceso a los dormitorios de los monjes situados en la parte alta del claustro y que sustituyó a la original, colocada en el brazo sur del transepto.

El acceso desde el interior se realiza desde la Panda Mandatum del claustro por un hueco de medio punto apuntado. En la parte derecha del marco del marco del acceso se conservan restos de grafitis de época medieval que muy probablemente fueran aprovechados de alguna construcción previa, quizá Mombiedro. Algunos son textos que dejan citas a un difunto y quizá a un eclipse y otros esgrafían recintos amurallados y símbolos geométricos. Su estado de conservación es defectuoso, por lo que es posible su pérdida inmediata.

ANTESACRISTÍA / SACRISTÍA ANTIGUA

Como ya se ha comentado, se trata de una construcción que evidencia diferencias respecto al resto de dependencias en el tratamiento constructivo, el tipo de labra y las marcas de cantero de su piedra, así como la forma de integrarse en el resto de la edificación, superpuesta y no trabada.

Hay que pensar entonces que sería la construcción primigenia del cenobio, no quedaría claro si anterior o posterior al documento de la fundadora, al que se le ampliaría y adaptaría el espacio que se termina dedicando a la función funeraria que presenta en la actualidad.

Construcción de una sola nave con dos huecos laterales que la comunican con la iglesia y la antigua sala capitular hoy sacristía. Un tercer hueco, situado a los pies, servía como entrada primitiva. En su parte superior se conserva una pintura mural con las figuras de San Benito y San Bernardo, en una clara alusión a la relación de las dos órdenes que representaban.

En el XVI se cierra el espacio que la separa de la capilla de “Los Fundadores” colocándose en ese muro un lavabo bajo arco derramado con casetones apoyado en columnas con capiteles de estética clasicista. Este lavabo se remata en la parte baja con azulejo conquense del XVII y justo delante una mesa octogonal del siglo XVIII.

Esta obra cegó un arco de ventana y perfil de herradura, así como una ventana derramada en el lado del muro en la capilla de los fundadores.

SACRISTÍA

Resultado de la reforma de la sala capitular original en el siglo XVIII, se abre este gran espacio cuadrangular que cierra los huecos que la unían a la panda del capítulo y abre tres grandes huecos lumínicos en el lado opuesto. Se cubre con aristas decoradas con yeserías de líneas geométricas y puntas de lanza dieciochescas.

CAPILLA DE SAN PEDRO / TESORO / FAMILIA FUNDADORES

Situada a continuación de la antesacristía, con la que, como ha quedado dicho, formaría un solo espacio, pasó a ser la capilla funeraria de la familia de Estefanía Armengol. Su acceso actual es a través de un hueco con arco apuntado abierto en la capilla sur de la cabecera.

Su construcción habría que llevarla a las primeras décadas del XIII. Realmente es una sola nave con forma rectangular cubierta con crucerías sucesivas hasta la cabecera, que dispone tres paños.

Los muros se estructuran con grandes arcos apuntados ciegos para disponer los túmulos funerarios. En los del lado sur se abrieron huecos en el siglo XVIII cuando pasó a convertirse en sala capitular, para colocar su sillería (hoy en la parroquial de Valbuena de Duero).

Conserva una decoración escultórica interesante, en los capiteles y fustes que soportan su arco presbiteral y en la moldura de la rosca de este, a base de acantos que conservan parte de su policromía original y cabezas en las ménsulas que ayudan a soportar las cubiertas de la cabecera.

En los dos túmulos conservados en los dos lados del primer tramo de la nave y en el lado sur de la cabecera conserva unos restos de pintura mural realmente interesantes, de los mejores de la provincia de estilo gótico.

Pintura

Su estilo es muy cercano al llamado gótico lineal francés de mediados del siglo XIII y se encuentra localizada en tres arcosolios del recinto, cobijando un sepulcro de piedra cada uno.

Los dos primeros que se describen han mantenido su fuerza cromática, protagonizada por la saturación de rojos y azules, mientras que el último de los conjuntos ha perdido esta característica, quedando, principalmente, los tonos rojos y ocres, habiendo perdido los demás.

En el situado en la parte sur de la cabecera se representa una escena de carácter cortesano. En el centro hay dos personajes reales, con cetro, que se podrían identificar con Alfonso VII, tocado con corona y su esposa Urraca Fernández, hija de Estefanía Armengol, con turbante. Se acompañan de sus séquitos, representados por tres personajes cada uno, que se colocan detrás de los principales.

Decorando el arcosolio del muro epistolar, una batalla entre árabes y cristianos. La obra ha perdido parte de sus pinturas por el ventanal abierto en el centro del espacio y el deterioro del muro en la parte baja.

Todo el conjunto representa una narrativa que se inicia en la parte alta, descendiendo por todo el espacio interior del arcosolio ocupando, incluso, una curiosa disposición en el intradós del arco, lo que obliga a los personajes representados a adoptar una postura forzada.

La acción se estructura en escenas independientes colocadas en registros divididos con fajas de decoración geométrica a base de rombos bicolores, narrando las fases de preparación y enfrentamiento de la batalla.

Su técnica insiste en el detallismo de sus figuras, soldados de infantería y a caballo, los señores preparando la estrategia en su campamento y en la parte baja el campo de batalla con los contendientes con sus enseñas y los heridos y muertos.

En el arcosolio enfrentado, en el lado del evangelio, se encuentra la tercera composición, bastante perdida tanto en los elementos compositivos como en los colores.

Situado en el centro del espacio se identifica una narrativa con la visita de los Reyes Magos como escena principal, junto a la Anunciación, recogida de forma algo más apartada al lado.

En el intradós del arco se registran personajes músicos, algunos tocados ricamente, lo que lleva a una interpretación del rey David con su arpa, junto quizá a su corte, en un intento simbólico de unir el Antiguo y el Nuevo Testamento.

EXTERIOR

Todo el conjunto arquitectónico resulta armonioso al tener, en todo su recorrido, una moldura de nacela sobre canecillos, lo que le aporta un aire de conjunto compacto.

Por lo que respecta a la cabecera, se hace muy evidente esta diferenciación de tamaño, dibujándose una línea de muros que es semicircular con contrafuertes que le dan un cierto aspecto poligonal. Las dos capillas adyacentes también son semicirculares, aunque al estar embutidas por las extremas, que son planas, muestran muy levemente su curvatura.

Junto a la parte meridional de la cabecera de la iglesia sobresale ampliamente el gran espacio de la Capilla de San Pedro, con una cabecera poligonal de tres lados, con ventana derrama en el del centro y pequeño rosetón aprovechando la diferencia de altura entre la cabecera y la nave.

El hastial occidental del transepto presenta un piñón, entre dos recios contrafuertes, un hueco apuntado doble, la puerta de difuntos, bajo un óculo decorado con moldura de dientes de sierra. Este hueco era el acceso con el cementerio de monjes y por el que se sacaba a los hermanos fallecidos.

En este mismo lateral, pero ya en el muro de la iglesia se abre otro hueco que servía para sacar desde la iglesia a los difuntos que no eran monjes, ya fueran legos o conversos.

Cerrando el muro en la esquina norte de este paramento, se levantó en el primer tercio del XV un cuerpo defensivo rematado con almenas sobre matacán volado.

La entrada exterior de la iglesia se sitúa a los pies, bajo el coro. Se trata de otro gran hastial, con su piñón correspondiente, flanqueado por dos grandes contrafuertes con un arco de entrada apuntado ornado con seis delgados baquetones bajo otro óculo idéntico al del hastial del transepto.

Delante de esta fachada se coloca un crucero del XV, con la imagen, posiblemente de Santa Bárbara y una piedad en el reverso. Procede de la granja de Mombiedro, localizada frente al monasterio, al otro lado del río. Se trataba de una posesión de la institución, desde su fundación, quizá un antiguo despoblado que conservaba unos paredones de su iglesia en el momento de su traslado.

Uno de los elementos más icónicos del monasterio, su espadaña, se levanta sobre el brazo sur del crucero. Su base actual es del XII y su cuerpo del XV.

CLAUSTRO

Situado en el frente sur de la iglesia, como era norma en las construcciones monásticas de la orden del Císter, se conserva íntegro, caso único en la provincia.

Presenta sus 4 pandas íntegras, con dos pisos, siendo el original medieval la inferior, levantada a partir de la tercera década del siglo XIII.

Se estructura con seis cuerpos cobijados con grandes arcos apuntados en los que se abren grupos de 3 arcos de medio punto sucesivos, apoyados en dobles columnas con capiteles labrados.

Cada cuerpo se cierra con un potente y voluminoso contrafuerte al exterior, que al interior de los pasillos tiene columnas adosadas sobre las que apoyan las aristas de cada cuerpo, estructuradas con fajones, salvo en la Panda de la Cilla que se convierte en un grueso fuste único y en las 4 esquinas, recios machones, a los que también se fijan columnas de separación de cada panda.

Los tímpanos de los grandes arcos de cada cuerpo son ciegos en el pasillo más antiguo, el oriental, el resto abren óculos simples o decorados con formas caladas, dibujando composiciones geométricas.

Siguiendo las normas de la regla cisterciense, los capiteles son en su mayoría de temática vegetal, presentando un catálogo amplio de motivos a base de hojas variadas y fondos de vegetación variada.

Junto a un reducido número de ellos, en la panda occidental se observan cabezas humanas y animales de formas monstruosas, esto se debe al cambio del gusto y la relajación de normas al ser la parte más moderna de la construcción.

Quizá los más llamativos a la vista sean los que representan hojas carnosas, caulículos y entrelazos.

Panda Oriental o del Capítulo

En origen se abrían los huecos del armariolum (depósito de libros) convertido en altar bajo un gran arco con casetones con florones en el siglo XVI. La sala capitular con sus tres huecos cegados por estar integrada en la sacristía.

El acceso a los dormitorios, situados en otra planta superior, cegado también y decorado por otro arco con casetones similar al del altar del armariolum.

Se conserva abierto el acceso a la antigua iglesia, hoy antesacristía y otros dos antiguos pasillos transversales bajo bóveda de medio cañón y entrada de arco apuntado simple: el pasillo que comunicaba con la huerta y el locutorio, en el que se transmitían las funciones del día, que se realizarían en la sala de trabajos, comunicada a través de otro arco.

Sala de Trabajos

Estructurada en 2 naves con 8 tramos a través de 3 grandes columnas que soportan los apoyos de 8 aristas que se complementan con ménsulas en sus gruesos muros.

La luz llega por unos profundos huecos derramados abiertos en el paramento oriental.

Panda Meridional o del Refectorio

En el lado opuesto al de la iglesia, se sitúa el espacio de más tránsito de todo el claustro.

La parte más cercana era el calefactorio, junto a la sala de trabajos. En la actualidad se encuentra un acceso bajo portada recta del XVI, con una escalera que lleva a la segunda planta del claustro actual y hacia el refectorio otro hueco cegado que era un antiguo acceso al claustro superior abierto en el siglo XVI.

Por lo que respecta a la serie de arcos del patio, en esta panda se rompe la serie abriendo un hueco, frente a la puerta del refectorio, que permitía el acceso desde la panda al lavatorio.

Este acceso es un doble hueco geminado que mantiene los arranques esquinados de una crucería, propia de un espacio cuadrado, que albergaría una fuente para las abluciones de los monjes antes de entrar a comer en el refectorio.

Junto a este recinto, la estructura de arcos se abre de nuevo para acceder al preceptivo pozo, que en este caso desplazado desde el centro. En la actualidad el punto nuclear del patio lo ocupa una escultura de Venancio Blanco de 1993 titulada “El Manzano de San Juan de la Cruz”.

Refectorio

Centrado en la panda, este amplio recinto destinado a comedor comunitario, tiene una planta rectangular cubierta con bóveda de medio cañón, estructurada en cuatro tramos a través de amplios fajones apuntados, que apoyan en ménsulas empotradas en los muros.

La luz entraba por los preceptivos tres huecos que se abrían en el hastial de cierre hasta que una construcción del XVII en el exterior los cegó.

En una esquina del fondo se conserva el hueco del antiguo púlpito, desde el que se leía la biblia o artículos de la regla cister mientras los monjes comían en silencio. En el muro adyacente a la cocina se conservan huecos que actuarían como alacenas y restos del torno por el que pasarían la comida desde la cocina.

Cocina

Espacio muy transformado en diferentes épocas. Su estructura se articula con dos pilares de sección cuadrada, que, junto a sus correspondientes ménsulas en los muros, sirven de soporte a unas crucerías de imitación medieval realizadas en el siglo XVIII. En el fondo se conserva un antiguo pozo, así como alacenas empotradas en los muros.

En el muro del claustro hay abiertos dos huecos de conexión con la panda del refectorio, a los que se suma un acceso moderno al hall de conexión con el patio de compás.

Puerta Reglar

Acceso al hall cuadrangular creado en el siglo XVI, que conectaba el patio de compás con el claustro. Se realiza a través de un hueco adornado con una magnífica portada renacentista que cuenta con los elementos estéticos más clasicistas, cobijando un arco derramado decorado con casetones.

La parte alta se decora con un frontón en el que superpone un relieve sobre tondo de San Pedro de buena factura. En el muro de enfrente se ha descubierto recientemente una pintura mural en grisalla con la imagen del mismo santo, realizada en el tránsito entre los siglos XVI y XVII.

Panda Occidental o de la Cilla

Dado que sus muros son medianeros con el patio de Compás, tiene un gran hueco recto abierto en época medieval para permitir el acceso de carruajes y mercancías voluminosas hasta la cilla, con acceso en esa misma parte.

En ella se situaban las dependencias de los conversos, laicos que aún haciendo los votos principales, al igual que los monjes, no formaban parte de la comunidad reglar, para la que desarrollaban los trabajos más físicos. Su presencia fue importante a lo largo del siglo XIII.

La cilla era la bodega o despensa del monasterio, a la que se podía entrar por un hueco situado a los pies de la escalera monumental de 3 tramos levantada en el XVI para acceder al piso alto del claustro, a la que se accede por un pomposo hueco derramado abierto en el muro con motivo de la construcción del claustro alto.

Panda Septentrional o del Mandatum

La más cálida del claustro, medianera con la iglesia, se destinaba a la “Lectio Divina”. Allí se lavaban los pies los monjes, en las fechas litúrgicas oportunas, a la vez que cantaban el Mandatum. En ella se encuentra el acceso a la iglesia.

Se observan dos huecos cegados, de medio punto apuntado, que corresponderían a los últimos tramos de la nave de la Epístola de la iglesia y que estarían destinados al acceso de aquellos que, como los conversos, laicos o legos, no pertenecían a la comunidad de monjes.

Claustro Alto

Levantado en madera en el siglo XV, fue rehecho en piedra en el XVI. Se estructura con 12 arcos de medio punto en cada panda, que se cierran al patio con unos antepechos decorados con motivos geométricos e imitación de balaustres.

Se accede al mismo, como ya se ha señalado, por la escalera de la panda de la cilla y el recinto del pasillo del refectorio. Se realizó para albergar fundamentalmente un nuevo recinto de dormitorios, que reformaba y ampliaba el antiguo de época medieval.

Los capiteles van reflejando la evolución estética del gótico tardío al renacimiento más clásico. En las enjutas de los arcos se colocaron 52 medallones, de los que quedan 48. Inscriben en su interior cabezas en relieve de buena factura.

Las cabezas están rodeadas de círculos o coronas y representan significativos y simbólicos personajes de diferentes épocas. La más reconocible es la que representa a la muerte con un modelo casi cadavérico.

Pinturas

A lo largo del tercer cuarto del XVI se procedió a un proceso de adorno del claustro a base de elementos pictóricos. En la actualidad se pueden observar diferentes programas repartidos por los huecos, plementos y nervaduras de las bóvedas de todas las pandas en mejor o peor estado de conservación, lo cual dice mucho después de siglos expuestas a la intemperie, bajo el rigor del extremo clima castellano.

Los temas son escenas, figuras y motivos mitológicos clásicos tan típicos en el renacimiento, junto a motivos vegetales de complemento.

En la plementería y las nervaduras de las aristas observamos los clásicos motivos derivados de los candelieri y otros motivos de herencia romana como bucráneos y jarrones mezclados con líneas diagonales a modo de fajas y guirnaldas.

Sobre algunos huecos que dejan las bóvedas en correspondencia con los lunetos de los muros, se encuentran una serie de escenas de cierta calidad artística.

En la Panda del Mandatum se encuentra una serie de escenas enmarcadas por una moldura oval con cabezas, sujeta por figuras humanas y ángeles, que sirven de marco a cinco escenas de la Pasión: Prendimiento, Jesús ante Pilatos, Crucifixión, Piedad y Resurrección.

En la Panda del Capítulo debía representarse una colección con los padres de la iglesia, de los que solo queda San Jerónimo, situado sobre el hueco de acceso al locutorio.

Sobre el hueco contiguo, pero ya en la panda del Refectorio, el del antiguo calefactorio, que guarda el acceso al piso superior, se representa la Lactación de San Bernardo y sobre el acceso del refectorio, la visión de San Benito de la bola del mundo con el alma de Germano, obispo de Capua, sujeta por dos ángeles.

PATIO DEL COMPAS / HOSPEDERÍA

Se dispuso este espacio en el siglo XVIII, aprovechando parte de las dependencias exteriores del monasterio, así como de otras construcciones anejas al espacio en el que los monjes desarrollaban su vida.

Conectaba el monasterio con el exterior y servía para articular la actividad en la hospedería.

Se abren los citados accesos al claustro, el del siglo XIII para carruajes y el del XVIII al hall de entrada.

En el otro lado se abren una serie de edificaciones realizadas entre los siglos XVI y XVIII en las que estuvieron en su día la hospedería y la cilla y sobre lo que era la antigua portería se levantó la celda del abad, lo que le permitía tener cierta dependencia.

Portería

El espacio de acceso desde el exterior del monasterio se realizaba por esta construcción dividida en dos partes realizadas en el siglo XVI, la exterior cubierta con una llamativa bóveda estrellada bajo un elegante hastial en el que se recoge en una hornacina una escultura del XVIII de San Bernardo. A continuación, el espacio contiguo de entrada al patio, se cubre con una arista de grandes dimensiones.

Botica

Localizada en el edifico de enfrente se encuentra una curiosa a la vez que interesante botica del siglo XVIII procedente de la población de Fromista, donde se la conocía como “Botica Vieja”. Se trata de la donación de su propietario el licenciado Jesús Fernández Ejado.

Solarium

Atravesando el pasadizo que se encuentra en el extremo del patio, se accede al antiguo solárium del monasterio, ampliado en dos pisos con arquerías, trasformado cuando el Conde de Montijo los transformo como acceso a sus casas particulares levantadas sobre lo que fuera la antigua hospedería o noviciado.

DEPENDENCIAS EXTERIORES

Fuera del recinto monástico pero dependientes de la actividad de la institución, se mantienen algunas construcciones que se conservan en cierto estado de ruina.

Molino

Localizado bajando desde el monasterio junto a la orilla del río, funcionaba gracias a un canal artificial desviado desde el Duero. Aún conserva su estructura muraria en diferentes alturas. Pueden observarse también dos estanque en los que los monjes criaban anguilas, barbos y truchas, especies muy comunes en su momento en el Duero.

Prioratos

Debido a la bonanza del monasterio en diferentes momentos históricos, la administración de los mismo obligaba a establecer prioratos, es decir delegaciones que permitieran extender la visibilidad de la institución y su gestión.

Para ello se fundaban estas instituciones bajo el mando de un prior que gestionaba los recursos de las tierras o el ganado que pasaban a propiedad de la orden.

En las cercanías hay dos de estos prioratos, el de Jaramiel (en una finca privada y mal estado de conservación) y el llamado del queso, que se localiza en el trayecto entre el actual monasterio y Valbuena de Duero, siguiendo el camino que sale desde el cruce de la carretera y atraviesa la loma que la separa del valle del río Jaramiel. Su estado es de ruina y conserva parte de un recio y austero edificio del siglo XVIII, junto a una serie de corrales realizados con superposición de piedras.

CATÁLOGO OBRAS MUEBLE

Las diferentes vicisitudes históricas por las que ha atravesado el monasterio han hecho que fuera acumulando una colección de arte mueble interesante, fundamentalmente de los siglos XVI al XVIII, compuesta por lienzos y tablas.

Sagrada Familia con San Juanito. XVII

Descanso en la Huida a Egipto. XVIII

Otros lienzos del siglo XVII con bellos marcos como San Jerónimo penitente, San Martín, Cristo Burgos y San Miguel Arcángel.

Virgen con Niño y Sta. Ana. Finales XVI.

Talla Asunción Virgen. Mediados del siglo XVII

GALERÍA