Iglesia de Santa María del Castillo

La documentación nos habla de una construcción con una profunda reforma en el paso entre los siglos XVII y XVIII.

Sin embargo, la disposición de su nave salón con torre cuadrada en el extremo noreste, el ancho de sus muros, en el que aparecen pinturas en grisallas de temas vegetales del XVI y hasta su dedicación como Santa María del Castillo, nos hacen pensar en una construcción de origen medieval en la que se realizó un profundo trabajo de reforzar muros y soportes para consolidar la obra antigua.

El edificio actual presenta una planta de 3 naves con en 3 tramos estructurados gracias a cuatro pilares de sección cuadrada unidos por arcos de medio punto que soportan bóvedas de crucería simple.

A los pies se sitúa un coro alto moderno en el que se aloja parte de la sillería de coro que llegase desde el monasterio de Santa María de Valbuena, encontrándose el resto de sitiales colocados en el último tramo de la nave del Evangelio.

La cabecera presenta una disposición plana con un espacio profundo en el que se sitúa el retablo mayor dedicado a Santa María. Este hueco fue ampliado en 1595 para recibir el nuevo retablo encargado para presidir el templo. Se cubre con bóveda estrellada.

En las últimas reformas se han sacado evidencias que llevan a pensar en este sentido.

La mayoría de estos descubrimientos se han llevado a cabo en la actual capilla del Cristo de Miravalles, donde han aparecido huecos de ventanas y accesos enmascarados por muros extremadamente reforzados.

Obra destacada

Capilla Cristo de Miravalles

Monumento

Iglesia Parroquial

Estilo

Románico y Barroco
Catalogado

Propiedad

Arzobispado de Valladolid

Datación

Siglo XIII y XVIII

La documentación nos habla de una construcción con una profunda reforma en el paso entre los siglos XVII y XVIII.

Sin embargo, la disposición de su nave salón con torre cuadrada en el extremo noreste, el ancho de sus muros, en el que aparecen pinturas en grisallas de temas vegetales del XVI y hasta su dedicación como Santa María del Castillo, nos hacen pensar en una construcción de origen medieval en la que se realizó un profundo trabajo de reforzar muros y soportes para consolidar la obra antigua.

El edificio actual presenta una planta de 3 naves con en 3 tramos estructurados gracias a cuatro pilares de sección cuadrada unidos por arcos de medio punto que soportan bóvedas de crucería simple.

A los pies se sitúa un coro alto moderno en el que se aloja parte de la sillería de coro que llegase desde el monasterio de Santa María de Valbuena, encontrándose el resto de sitiales colocados en el último tramo de la nave del Evangelio.

La cabecera presenta una disposición plana con un espacio profundo en el que se sitúa el retablo mayor dedicado a Santa María. Este hueco fue ampliado en 1595 para recibir el nuevo retablo encargado para presidir el templo. Se cubre con bóveda estrellada.

En las últimas reformas se han sacado evidencias que llevan a pensar en este sentido.

La mayoría de estos descubrimientos se han llevado a cabo en la actual capilla del Cristo de Miravalles, donde han aparecido huecos de ventanas y accesos enmascarados por muros extremadamente reforzados.

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Capilla Cristo de Miravalles

El descubrimiento más llamativo ha sido el acceso a esta capilla que muestra las evidencias de una clásica portada románica del siglo XIII.

Se conserva el trazo de un arco de medio punto apoyado en columnas con capiteles de decoración geométrica de palmetas planas, si bien su proceso histórico no ha permitido la conservación del resto de dicha portada que tendría que tener más columnas y varios giros de arquivoltas decorando la rosca del espacio semicircular.

Esta capilla debe ser la que recogen los libros de fábrica del citado período de finales del XVII y principios del XVIII con el nombre de “Capilla de Nuestra Señora del Rosario”.

En sus muros se han descubierto también restos de pinturas del XVIII con escenas de la Pasión de Cristo, que continúan la estética de las que adornan con motivos vegetales y geométricos su bóveda estrellada.

Santo Cristo de Miravalles

A pesar de tener una datación de la segunda mitad del XVI, su estética sigue siendo muy goticista. Sus características físicas y posición corporal, así como sus detalles fisionómicos y el paño de pureza son evidencia de un artista anclado en la estética de finales de la época medieval.

Su estética recoge un sentido artístico que evoca el martirio físico y un reflejo del sentimiento de la Pasión en busca de atraer el fervor y la reflexión sobre la muerte en el pueblo.

La crudeza del castigo físico contrasta con el símbolo esperanzador del triunfo de Cristo sobre la muerte, que mantiene los ojos aún entreabiertos.

Se sitúa en la parte central de la cabecera plana de la capilla sobre un trampantojo de un guardapolvo, que continua la estética decorativa pictórica de la cubierta.

Retablo de Santa María

Fechado a finales del siglo XVI, el entallador fue Francisco de San Miguel mientras que Agustín de Medina y Martín Santos se ocuparon de la policromía y el dorado. La tabla que remata en el espacio central del ático es obra de Antonio Vázquez.

Se estructura con una base de pedestal desarrollado y banco articulados con pilastras en un juego típico de claro oscuro al aprovechar los salientes de los soportes. En las pilastras del banco se recogen las imágenes en relieve de San Andrés, Santiago, Santo Tomás y San Simón.

Llama la atención del sagrario en el centro del pedestal con el relieve tradicional de Cristo Resucitado.

Toda la obra del banco está realizada por el entallador de Peñafiel Andrés González.

Presenta tres calles con un cuerpo central articulado con columnas corintias que se adelantan con gran profundidad para dar más relieve.

En el centro del cuerpo la imagen escultórica de la patrona de la iglesia y a ambos lados los relieves de la anunciación a la izquierda de la vista y a la derecha la Adoración de los Pastores.

Se remata con un ático en el que se localiza una tabla con una escena intima de la Virgen con el Niño y Santa Ana, sobre la que coloca un tímpano semicircular del que sobresale la imagen del Dios como Padre Eterno. A los lados de la tabla dos imágenes pintadas de Santa Lucía a la izquierda y Santa Marina a la derecha de la vista.

En los extremos dos pequeñas esculturas de San Cosme y San Damián.

En la nave del Evangelio se sitúa un retablo del siglo XVIII en que se localizan obras de diferentes estilos y procedencias como el calvario del remate, del siglo XVI.

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